La productividad empresarial puede definirse como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados por la empresa para su producción.
El único medio válido que tiene una empresa para poder crecer e incrementar su rentabilidad y competitividad en los mercados es el de aumentar su productividad; y los instrumentos básicos para conseguir una mayor productividad son:
- el estudio y mejora de los métodos operatorios,
- el análisis y medición de los tiempos de ejecución del trabajo y
- la aplicación de un adecuado sistema de retribución variable.
En la fabricación, la productividad sirve para evaluar el rendimiento de los talleres de las máquinas e instalaciones y el de los trabajadores.
Además de la relación entre las cantidades producidas y los recursos utilizados, en la productividad entran en juego otros importantes aspectos como:
- la calidad del trabajo realizado,
- el adecuado tratamiento de los tiempos de trabajo en la producción,
- la determinación del valor de la aportación del trabajo a la producción,
- el grado de concentración del trabajo en los productos,
- la participación del trabajo directo e indirecto en los productos terminados, etc.
Una empresa debe iniciar en algún momento la medición de su productividad empresarial, ya que -sin una medición- su necesaria mejora permanente carecería de enfoque, de referencia y de una obligada consideración tanto sistemática como analítica.
La productividad debe considerarse como una herramienta importante para estudiar el escenario de la gestión empresarial, pues en ella se reflejan aspectos fundamentales tales como el avance tecnológico, las mejoras, aportes y participaciones de los distintos recursos, la utilización de los tiempos y otros de variado interés.
La productividad debe ser siempre comparable, porque por sí misma muy poco nos diría; la comparación debe ser de acuerdo con cada nivel, o sea entre empresas, entre procesos, entre productos, etc.
La productividad total empresarial no se torna referencial si no se estudian todos sus componentes, interrelacionados entre sí: productividad de los recursos utilizados, productividad de los trabajadores, productividad de la maquinaria, productividad del capital y productividad de la información…
Las evaluaciones de la productividad deben ser consideradas dentro de los escenarios del volumen (cantidades físicas) y del valor monetario de lo producido.
De un modo general, la productividad se refiere a lo que genera el trabajo: la producción por cada trabajador, la producción por cada hora trabajada, o cualquier otro tipo de indicador de la producción en función del factor trabajo.
Lo habitual es que la productividad se calcule utilizando indicadores (relacionados, por ejemplo, con la producción y las horas trabajadas), lo que permite averiguar periódicamente la tasa en que varía la productividad.
Como decíamos más arriba, los instrumentos básicos para conseguir una mayor productividad son: el estudio y mejora de los métodos operatorios, el análisis y medición de los tiempos de ejecución del trabajo (estandarización de procesos, métodos y tiempos) y la aplicación de un adecuado sistema de organización práctica del trabajo y retribución variable o incentivos para rendimientos superiores al normal mínimo exigible (100 centesimal).
Dicho nuevo sistema organizativo-retributivo permitirá a la empresa conseguir los siguientes objetivos:
- Obtener permanentemente una calidad adecuada en los productos, merced a la correcta estandarización de los procesos y métodos de trabajo.
- Conseguir un óptimo nivel de aprovechamiento y productividad de la maquinaria, instalaciones y personas, merced a la progresiva eliminación o reducción del número y duración de los paros y de los trabajos no medidos, a la asignación de tiempos correctos de ejecución (determinados científicamente por cronometraje o por cualquier otra de las técnicas internacionalmente admitidas) y al establecimiento de un incentivo verdaderamente motivante.
- Llevar a cabo una administración y un control, eficientes, de la organización, que faciliten la programación y coordinación de las actividades del Taller y de los plazos de entrega a Clientes, la elaboración de los costes y escandallos y el pago correcto y puntual de las retribuciones de los trabajadores.
- Facilitar el incremento de las percepciones salariales de la mano de obra, en la medida de lo posible, sin repercusión negativa en los costes de la Empresa.
- Alcanzar el necesario y deseable acuerdo para proceder a la suspensión de la aplicación de los incentivos por rendimientos superiores al 100 centesimal, cuando no hubiere carga de trabajo que pudiere justificar su mantenimiento.
Todo ello, creando y manteniendo constantemente un buen clima organizacional y laboral.
Encargue a ITEMSA la realización de un “Diagnóstico de situación y evaluación del potencial de mejora de la productividad” en su Empresa, que le permita acometer con éxito un Plan Integral de Mejora Continua de la Productividad, incluído el Reglamento de Organización practica del trabajo e Incentivos, que garantice permanentemente dicha mejora en un entorno de clima laboral satisfactorio.